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Espinar, 1973

Ch’aska Eugenia Anka Ninawaman

Es poeta, traductora y docente. Su trabajo poético responde a la poesía del mundo quechua oral. Una poesía que brota fundamentalmente de un mundo hablado y representa a una voz colectiva, retratando situaciones y experiencias de las comunidades quechuas, tales como la migración, el intercambio cultural y el imaginario popular.  

Soy mujer quechua de la nación k’ana, de la comunidad de Ch’isikata, provincia de Yauri-Espinar, Cusco-Perú. La noche en que nací entraron en la chocita tres Eminencias: tata Qurupuna, el nevado más poderoso de mi región; la abuela Hap’achi, potencia de los tejidos; y el tutelar de mi pueblo, Apu Torre Waychu, poeta y cantor.  Sacudieron sus alas de cóndor y me infundieron sus potencias. 

 

Tata me concedió su llave de cuentero, levantó su bastón de oro y desplegó sus alas, pero como sus alas eran tan inmensas no pudo desplegarlas por completo en la chocita de paja. “Yo, tata, el que escucha las historias de toda la gente, vengo por mi hap’iqi para infundirle mi aliento cuentero”, dijo y me dio tres cálidos respiros en palpitante  laguna occipital de mi cabecita. 

 

La abuela me regaló las illas-resplandecientes de los hilos. “Será mi gemela en los tejidos, sus manos serán ágiles como las mías, los hilos correrán al dedillo sin enredarse”, me habló con tiernos latidos. Las illas serpentearon por todos los rincones de mi corazón, sin soltarme giraron mostrando sus largos bigotes de oro fino. 

 

El poeta-cantor Torre Waychu, por su parte, encantó mis cuerdas vocales con una antarita. “Mi nieta, cantorcita, eres el ojo del agua, a la cadencia de tu antarita el gato-quwa se despertará para eructar las nubes, y en el momento indicado trepará en ellas para dejar luego caer su larga cola de nieve y precipitar con rayos y truenos la madre lluvia”. 

 

Cuando la ceremonia hubo terminado apareció la dueña del sabor, la tía abuela Añas-zorrino, que me entregó su olla de barro y me dijo: “Tú serás la nariz y el ojo en las faenas y en los rituales”, antes de dejarnos su poderoso olorcito de cocinera. 

Desde entonces, los cuatro soplos me habitan y me atrapan, todos juntos fueron llevándome por nuevos surcos hacia el ojo resplandeciente de la escritura. Escribir es algo que yo fui armando por mi propia cuenta porque no vengo de una tradición de narraciones escritas sino orales. Los ch’isikatas contaban y tejían, araban la chacra y pastaban las llamas, siempre guiados por el ojo irradiante de sus cantoras y cocineras, pero no estaban habituados a escribir: “Ñawsan kayku-somos ciegos para las letras”. Yo fui trazando mi propio huacho-surco jalando las cuatro tramas para crear un nuevo tejido de narración escrita y sin que me diera cuenta también había surgido mi poesía escrita. Y así, siguiendo los surcos de hilandera, tejedora, narradora, cantora y cocinera, hasta atrapar el otro surco de escritora, he caminado largo.

En mi largo camino, “hay vida vidita” exclamé con los golpes de la vida. Recuerdo el primer golpe en el pecho, fue un martes por la tarde, cuando estaba hilando, una patrona me arrancó la rueca que me había regalado mi madre: “India ignorante, patas de cóndor, las letras no son para llamas”. Insultos como este me llevaron a trazar un nuevo camino: “aprenderé a leer y escribir” me juré, cerrando mi ojos de niña, pero, sin derramar una lágrima. Desde entonces, cantando y soñando, a la luz de la luna llena, fui asimilando la lectura y la escritura al zumbido de mi rueca. Y llegado el momento señalado, empecé a defender la palabra de las niñas quechuas, y dado el momento emprendí a luchar por mi tierra a través de mis palabras y poemas; reivindico la madre agua y las cascadas, los nevados y las aves, los vegetales y la madre coca.

 

Volando de surco en surco, me hice licenciada en Lengua y Literatura (Universidad San Antonio Abad del Cusco). Volando y volando obtuve un máster de Antropología (Facultad Latinoamérica de Ciencias Sociales-Quito), volando y volando logré un doctorado en Ciencias Sociales (Universidad Autónoma de Barcelona en coordinación con la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales-Paris).

chaska anka

Su obra

Tejiendo y tejiendo germinó Juego de enamoramiento en el Ejido: Identidades e imaginarios de las jóvenes de Atápulo, mi primer libro de antropología (Flacso-Abya-Yala, 2011). 

⊕Tejiendo y tejiendo brotó “La auto etnografía y la perspectiva indígena en la antropología americana”, en Monogràfic Etnografies contemporànies de l’Amèrica Indígena. (Quaderns de l’Institut Català d’Antropologia. Sèrie monogràfics 31, 2015).  

⊕ Hilando e hilando salió “Larphay: El soplo corrosivo de los no-humanos y las transmutaciones de las personas”, en Revista de Antropología Iberoamericana, volumen 13, Número 2 Mayo – Agosto 2018  (253 – 273). 

⊕ Urdiendo y urdiendo retoñó “Chawpinchay-tinkunchay: el punto de encuentro indiscernible”, en Humanidad. Categoría o condición. Un viaje antropológico (Montserrat Ventura, Josep Lluis Mateo, eds. P 215-228, Bellaterra 2018). 

⊕ Trenzando y trenzando despuntó “La producción literaria en el idioma quechua como una alternativa de fortalecimiento de la Identidad e Interculturalidad”, en  Identidad Lingüística de los Pueblos Indígenas de la Región Andina. Edt. Abya-Yala: Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador; Instituto Italo-Latino Americano, Quito 2005. 

Pero en verdad, los soplos que me atrapan son mis cantos y mis poemas, mis manos de tejedora también urden y dibujan cóndores, felinos, serpientes, duendes y ojos irradiantes. 

⊕ Volando y volando he publicado los poemarios en quechua-español Tikachumpicha (Ed. Abya-Yala, 2012) y Ch’askaschay (Ed. Abya-yala, 2014); también, el poemario en quechua altoandino K’ana Taqi mama (Ed. Inc, Cusco, 2015). 

⊕ Volando y volando apareció Un petit grand-père bien canaille, mi primer libro de cuentos, en versión trilingüe quechua-francés-español (Ed. L’Harmattan, 2017, collection “Le L’eyende des Mondes”). 

⊕ Volando y volando surgió Oiseaux amoureux et séducteurs, mi segundo libro trilingüe (Ed L’Harmattan, 2019). 

⊕ Volando y volando germinó Les Murmures de Ch’askascha, mi tercer libro trilingüe (Ed L’Harmattan, en edición) 

Imallayki-hayk’allayki, dice la cuentera, “Qiww” responde mi niño-condorcito. Y juntos alzamos el vuelo por ciudades y quebradas hasta llegar a la cumbre más alta de sus majestades-Apus nevados.  

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