
Kauneus (La belleza) de Roxana Crisólogo
por: Olga Rodríguez-Ulloa
El nuevo poemario de Roxana Crisólogo Kauneus (La belleza) (Intermezzo Tropical 2021) condensa las formas poéticas y las temáticas de sus libros anteriores, sobre dos ejes que cuajan en el presente: el exilio y la madre. Ambos aparecen como posiciones, contrapesos y reversos culturales, estéticos, y materiales que evocan una paulatina pérdida de la geografía y el cuerpo. Kauneus, así, en finés, centra al/la lector/a dentro de una experiencia foránea, en un norte que no es norte de nada, si no desconcertante y radical diferencia.
Crisólogo viene sosteniendo una poetización sobre la migrancia y las migrantes, desde sus primeras publicaciones a finales de la década del noventa1. Propongo que su poesía se aleja de las interpretaciones dominantes de la academia peruana sobre la migración como un fenómeno masculino cifrado en la figura del migrante. Ella, por otro lado, ha poetizado vecinas, indias viejas, muchachas ambulantes y cholas subversivas (2006), mostrándonos que la migración como movimiento resultante de la violencia sistémica y la desposesión pasan y pesan más duro en el cuerpo de las mujeres racializadas.
Kauneus es eso, un movimiento poético que compromete un tropo tan antiguo como la belleza con una mirada crítica contemporánea de las dinámicas sociales glocales y de sus nuevos o, mejor, soterrados afectos. Son esos afectos invisibles de las mujeres marcadas por la raza y una geopolítica indeseada en el territorio europeo, pero óptima para su expansión colonialista. El viaje de Kauneus es un viaje insólito porque se hace de sur a norte y por mujeres. La voz tiene una historia familiar de migrancia interna, de las provincias a la ciudad de Lima, y una historia de mujer migrante sudaca en Helsinski por más de quince años. El énfasis en la palabra finesa funciona como la apropiación de la inmigrante siempre alerta a su incorrección lingüística pero con todo irreverente: “me han dicho que evite practicar mi mal finés con los / vietnamitas” (58). Ella está lista para reírse del país en el que vive, pero que no la acoge: “¿Qué si se congelan los hongos? Por supuesto // aquí todo se congela” (59).
El humor es una estrategia de sobrevivencia al igual que la dureza: “[Mi Madre] acusada de hablar y no sonreír”. En ese sentido, la madre es el amor y la ansiedad. El gesto compulsivo de limpiar que aparece en poemarios anteriores “el desierto era aquella humanidad / y el polvo / que mi madre empuja con la escoba” (2006) resurge en este último libro: “Tenía que encontrar alguna pista / bajo la mugre que mi madre compulsivamente / escarba / hasta dejarlo todo tan limpio como la enfermedad” (2021: 15). Aquí Crisólogo va más allá del estereotipo de la mujer racializada que se encarga de la limpieza de los otros. Se trata del justo deseo de control sobre la propia realidad doméstica ante la incertidumbre y la crisis social transgeneracional. Es un gesto mínimo y estético que crea un soporte mental en contra de la violencia de la pobreza y de esa colonialidad que no acaba: “Túpac Amaru desgarrado // No fue tan simple reunirme / para salir en la foto familiar completa / sonriente” (2021: 16)
La presencia de la madre evidente en la primera sección “Ella” traspasa todo el libro. La ambivalencia de la necesidad, en querer quedarse, asentar, pero al mismo tiempo estar segura que se debe salir son sin duda parte de los afectos transmitidos: “viajó kilómetros de escasez con el agua que regurgita en su pecho (…) acusada de hablar y de no sonreír (…) ahora dibuja sobre la cresta de las nubes / el agua que siempre faltó (…) El agua y la economía: (…) escribo poesía por ti Madre / desde la complicada ingeniería del agua” (24)
Esta es una madre como la enseñanza de Audre Lorde que le trasmite a la hija: “tu silencio no te protegerá”
Le pedía a mi padre y no a mi madre a ella le tocó la peor parte
que afilara los cuchillos
La poesía caminaba todo el día empujando su máquina
desafinadora
seguida de su nieto que aprendía el oficio y era sus ojos
sus ojos aindiados tenían unas manos pequeñas
pero todo: oxígeno y agua cabían en su profundidad
era el futuro pero yo le llamaba sus ojos
eran los ojos de la poesía que miraban el presente (86)
Esa “peor parte” es el capitalismo vivido desde el margen, aquello que algunos llamaron modernidad periférica, fracasada o incipiente del sur. La voz de este poemario nos comunica desde su experiencia en el “paraíso socialista finés”, que esta es una idea fallida. Toda modernidad es violenta, fracasada y productora de periferias: “Cuando nadie escucha / Cuando todos duermen / Cuando nadie quiere saber a dónde va a parar / Tanto dinero / Tanto trabajo” (34). La crítica que esta mirada arroja sobre el capitalismo a su distribución de gentes, ciudades e ideas se mezcla con pequeños rituales de rebeldía feminista rompiendo con la blancura y el orden del norte y sus sueños de racionalidad: “atravieso la nieve con tacones con la esperanza de ir muy lejos” (51)
Kauneus es también viaje exploratorio. Aventura. Aquí el cosmopolitismo de lo precario se abre paso ante “la mujer que viaja sola y sin marido” (75) o ante los ojos locales que “la ven inmigrante y le pregunta si busca trabajo de inmigrante” (89). Lisboa, Estambul, Tijuana, Lima, Helsinski, Kiev. Hay momentos en los que la inmigrante se confunde con la viajera o se entrelaza con la turista. El lenguaje poético de Crisólogo es honesto en su pensamiento de lo relacional, en su asignación de privilegios momentáneos, financieros, raciales, religiosos o lingüísticos: “una cultura no puede ser llevada de un lado para otro / debajo de tanta ropa // pero la mujer —indiscutiblemente— avanza” 61.
foto: Joanna Lindén-Montés
Es que estamos ante una tendencia escritural comprometida con el activismo feminista, político y cultural. Como editora de otras mujeres escritoras (Memorias In Santas. Lima: Demus y Flora Tristán, 2007), miembro del colectivo que visibiliza la violencia sexual y la inequidad dentro de la esfera cultural Comando Plath (comandoplath.com) y gestora de Intercambio Nórdico en Literatura y Somos La Colectiva. Estos dos últimos espacios dedicados a la traducción y difusión de literatura hecha por inmigrantes en el norte de Europa.
Así, a esa madre que afilaba cuchillos le sucede la hija que escribe poesía, es feminista y gestora cultural. Las ocupaciones se superponen. Son parte de una y la misma lucha. En Kauneus el exilio, la migración y el viaje se escriben desde el cuerpo de las mujeres y desde sus voces que, históricamente no ocupan el lugar de la exploración, sino que están representadas desde la estasis.
De los abuelos inmigrantes me quedan erosiones
en la piel y una fotografía: mi padre descalzo y mi abuelo
Me pongo los zapatos por ellos
y como ellos viajo con lo que pude meter en una pequeña bolsa
a donde voy carraspeo toso río soy el desierto (110)
Quiero cerrar esta reseña con dos advertencias poco habituales para este género. Primero, una confesión de parte. La obra de Roxana Crisólogo siempre me ha llamado por su exploración de las mujeres y en particular su racialización dentro de un país reticente a debatir prejuicios raciales. Segundo, termino citando un poema completo de otro libro porque reconozco que Kauneus es un libro fundamental de la poesía peruana contemporánea, un momento culminante en la poesía de la autora, cuya obra merece una compilación.
mi abuelo
tenía los hombros blancos
por las cicatrices
era el cuerpo entrenado
para abrirle la trocha
al tren
el hombre que ponía el cuerpo
cuando el silbato
anunciaba su cercanía
y un riso de humo
se dibujaba en el cielo
eléctrico
como una lagartija
él corría como un fantasma
sobre los campos de caña
colocando rieles
levantando polvo del azúcar
haciendo azúcar del polvo
de los cadáveres
de los que no consiguieron sacar
el cuerpo a tiempo
el
que siempre supo
cuál era el tiempo
un día dejó la línea firme
y volvió a lo suyo
ser arriero
(Trenes, 2010)