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Lima, 1971

Victoria Guerrero Peirano

Emily

 

Emily, ¿qué es la belleza?

¿Vivir en el exilio de New Hamspshire?

¿En una casona donde el fuego aun sigue caliente?

 

Lo digo desde este país sudaca

Al mundo no le interesa cuántas mujeres escriban

Pero quizá si tú hablas

Si Sylvia habla

Yo las leo desde aquí

¿Cuándo leerás a Magda, a Clorinda, a Blanca, a Carmen

a Alejandra, a Sor Juana?

¿Cuándo dejaremos de ser las exiliadas 

las colonizadas

las que hablan una lengua de pobreza?

¿Cómo vivir mirándose en la poesía

O en los vaporosos vestidos bordados de hermosos detalles?

 

La señora que cocina en casa

dice que su madre solía cantar canciones en quechua 

Poemas que ni tú ni yo

conoceremos

 

¿Puede haber belleza en la pobreza?

¿En la injusticia? 

¿En el secuestro de una lengua?

 

¿Qué lugar ocupamos arropadas con uniformes

de escuela

Leyendo y estudiando cada día?

Incluso si arañamos la luz del conocimiento

Sobre nosotras pesan sombras y entredichos

 

Un día 

Sí 

Ese día

Quizá 

Emily

Pueda casarme 

conmigo misma

Mirarme en el espejo abrasador que

me refleja

Saber que esa imagen 

Ya no eres solo tú

Sino nosotras

 

(Inédito)

La orquídea

 

La orquídea estuvo rígida y seca 

casi dos años

Parecía muerta

Mi padre dice que son cosas de plantas

que sin más se devuelven 

a la vida. 

 

Yo 

que tengo un súper yo 

mínimo como el de cualquier poeta

como una muerta viviente

las obedezco

 

Sé que es Ella

Por el modo en que me fisgonea

por cómo se dirige hacia mí

con su grito silencioso

y su mirada centellante en su flor

abierta 

De tal modo que parece que solo 

yo hablo y decido

y aunque me resista a regarla

lo hago

Y almuerzo con ella 

Y le doy los buenos días y me despido

también

 

Me pregunto -ella no lo sabe- cuándo terminará 

la estación de las orquídeas

 

El jardín florece cada vez más salvaje

Y se va apoderando de la casa 

Pero solo Ella y yo lo sabemos

 

Mi padre no se entera

Siempre ha sido así

 

(Inédito)

First draft (a Robert Lowell, por mi vida bostoniana)

 

Las imágenes de mi nuevo barrio

Me recuerdan al paraíso de los Poetas

Ellos ya se fueron

Pero a veces amanecen sentados en el parque tras la bruma de agosto

De vez en cuando me siento allí a escucharlos

Mientras la señora X

Mi vecina

Camina hacia el mercado

La veo pasar y me saluda con una venia de cabeza

 

El paraíso de los poetas está lleno de señoras que van al mercado

Y viejecillos que te observan a hurtadillas desde sus ventanas como antiguos fantasmas

Quizá escribieron versos en un tiempo ya no conocido por mí

El tiempo en el que mi madre aún niña paseaba tomada de la mano de un mono

 

Hoy ya no hay mono

Y los sueños han muerto para ella

 

Pero me he mudado al barrio de la Magdalena vieja

Atraída por antiguos fantasmas

Que escribieron por mí

Sentados en parques y escaleras o en los pórticos de las casonas

 

Lima es dolorosamente bella para los que se levantan al lado de mi casa

Con el dinero contado moneda a moneda y casitas agujereadas por el tiempo

 

Pero hoy los viejos poetas y yo nos hemos sentado a soñar su hermosura

 

(2016)

Dejo la palabra La olvido

Ensarto hilos rojos negros azules fucsias verdes

Harta ya de los Concursos Públicos para Plazas Docentes

Empecé a bordar cada prenda de mi ropero

Arreglé mis títulos doctorales y los guardé junto a la estantería de libros

Para que no se sintieran menos

CV a foja «0»

Lo archivo

lo fondeo

El mercado quiere profesionales en tiempo récord

Títulos y masters,

etc. a granel

Pero las costureras somos para siempre

 

 

De: Diario de una costurera proletaria (2012, 2019)

Las burguesías del tercer mundo son fieras y asesinas

Y cuando caen se refugian en una costurerita

Una mujercita de su casa

Que solo sabe coser y leer

Leer y coser

 

 

De: Diario de una costurera proletaria (2012, 2019)

En el autobús tres mujeres están bordando

Dos hacen una pastilla a croché

Una teje con palitos

Ya nadie aprecia ese arte

 

 

 

De: Diario de una costurera proletaria (2012, 2019)

NN2

 

Me encierro

Me encierro con la misma llave con que me encerraron ellos

Tomo la llave del patrón y le doy dos vueltas a la cerradura

La máquina está vieja

Las alas de las polillas lo cubren todo

 

A fuerza me siento y aprendo el alfabeto

A fuerza cuento los días en que he de salir de aquí

A fuerza acelero el pedal  Acelero la rabia

A fuerza me metieron aquí

 

Veo la luz una vez al día

Un día le devolveré las llaves al patrón

 

Ese día espero que ya esté muerto

 

De: Diario de una costurera proletaria (2012, 2019)

La casa roja 

 

La casa roja es un poema:

Tuve un esposo que se fue a la guerra

Trajo cosas de ella 

Cosas antiguas de un saqueo

Entre ellas un libro de Anna 

Anna Ajmátova

Todo estaba en ruso

Él sabía ruso 

Era la época

Todos querían estar en la guerrilla 

Escribir poemas 

Hacer una película Irse a Moscú

Yo no hice ninguno

Bueno a veces escribía poemas

Pero me fui a los Estados Unidos

A Nueva Inglaterra

Con gran culpa después de todo

 

En las calles de mi juventud

Las paredes decían “Yankees go home”

Esa era la consigna

El inglés machacado a la fuerza

 

No hice la guerra

Ni aprendí ruso ni llegué a Moscú

Pero leí a Anna Ajmátova

 

Hablaban francés en San Petersburgo

Ciudad de derroche y refinamiento

Allí empezó la revolución

Allí me perdí con Roxana en la estación del metro

En camino a la casa de Dostoievski

(El alfabeto cirílico me mareaba)

 

La familia de Anna fue perseguida

Asesinado su esposo

Se pasaba horas al pie de la cárcel 

Para visitar a su hijo en Leningrado

Igual le pasó a Marina

Marina Tsvietáieva

Los hijos muertos 

El esposo deportado

 

Yo escribo ahora después de un siglo

La poesía ha muerto

Mi esposo ha muerto

Y la casa roja está llena de cosas

Objetos de vida & poesía 

Mi inglés es absurdo 

 

Y los dueños del mundo ya no nos temen

El corazón del siglo

A Diego Maquieira

 A mis doctos perros

Me quedé dormida y, como siempre, me adentré en mis propias sombras. En mis pesadillas, soy una tirana con los poetas. Eso dicen. Los obligo a comer mis pesares, el dulzor amargo de mis ironías. No me pidan menos, hermosos jóvenes que me hablan en míseros bares, jóvenes estudiantes que pasean por la U con un puñado de poemas, ya no puedo darles nada más, sino mi alma parda y una carcajada fiera. No hay más. El amor se lo llevó el poeta, se lo llevó la poesía. Nos dejaron sin nada.

El incipiente corazón del siglo abre sus desvergonzadas fauces a la pesadilla. El poeta y yo viajamos en un tranvía. No tenemos nada que comer. Ya nos hemos comido la poesía, los hijos, las metáforas. Los dientes no nos hacen falta, así que amanecemos desdentados. Somos pobres, no tenemos nada, solo nuestros libros.

El corazón del siglo es así, un corazón zurcido donde los poetas pasean y viajan como fantasmas. Nadie los reconoce. Sus libros están enterrados en bibliotecas a las que nadie entra. Solo hablamos de descuentos, saldos y trabajo.

Esa es nuestra vida & arte de hoy.

Un arte de la pobreza

 

Mientras afuera la rana canta 

Emily me dicta un Arte

Un arte de la pobreza

Una de sus reglas es ser Nadie

Alejarse del frío derroche y la adulación

 

No es fácil ser Nadie

Toda la vida nos enseñan a ser Alguien

Pronto las generaciones jóvenes vienen y nos arrasan 

Y pasamos a ser Algo

Y luego Nada

 

Un arte de la pobreza 

Requiere aprender a ser Nadie

Ser austero en un mundo de vanidades

 

Mientras afuera viejos hombres sabios 

Y chicas listas

Pretenden seducirme 

Emily me dicta un Arte 

Un arte de la pobreza

 

Yo solo me siento y copio sus palabras

 

De: En un mundo de abdicaciones, 2016.

1-02

Hoy le corté el pelo a mi hermana

Su cabello caía como grandes lágrimas sobre el zócalo frío

Lo barrí y lo tiré a la basura

Tanto pelo muerto cubría mis sueños

Soñé un día con el pelo muerto Otra vez unía sus hebras 

Cada una se juntaba y me demandaba respuestas a mi triste hazaña

Yo permanecía muda-quieta

El pelo muerto insistía: ¿Estás allí? ¿Por qué me mutilaste?

Recogía el cabello y el rostro de mi hermana aparecía flotando a la distancia

¿Por qué arrojaste mis cabellos a la bolsa de basura?

La cabellera me exigía alimento también agua abundante agua

Pero mis manos estaban cosidas No podía dar de beber

Mis piernas no daban un brinco No podía buscar

Y mis senos estaban secos No podía dar de lactar

Yo estaba más tiesa que aquel pelo muerto que corté 

O yo estaba más muerta o quizá ya había muerto y no lo sabía

Mi hermana sintió piedad de mí de mi silencio 

Calmó a la cabellera 

Le habló con voz dulce como si fuera una hija pequeña

Le exigió que descansara que durmiera en mi sueño

En suma que no jodiera

Después de todo qué es una madre si no dice estas cosas

Yo he de aprender por ella lo que hace una madre

Yo he de imitar a mi hermana para poder ser su madre

¿Soy la madre o imito a la madre?

Quizá solo ejerzo la maternidad como un remedo casi un chiste

Pues no tengo ningún hijo que legitime mi condición de parturienta

¿Qué hacer?

Todo lo que escribo se reduce a dos o tres palabras

Madre Hija Hermana

Es una trilogía no prevista por el Psicoanálisis

Mi hermana-hija

Mi hija-hermana

Aparece en mis sueños 

Es real y me mira con ojos lastimeros: 

¿Por qué botaste mis cabellos al tacho de basura? 

27-02 

Ruego por mí 

Me pongo a dibujar 

Un lápiz viene corriendo y me habla con su boca ancha 

Es de color azul y se ha parado frente a mí 

Se pone a escribir en un cuadernillo blanco que firma Dr. X 

Cada letra es incomprensible e incalculable

El tamaño de lo que dice conmueve al farmacéutico 

Nosotros no entendemos este lenguaje 

La moral ilegible del poder 

Nos ha sido negado este entendimiento 

Acudimos a algunos hermanos expresionistas 

Trakl Lasker-Schüler Benn 

Ellos garabatearon su vida en letras negras sobre fondos rojos 

¿De qué se puede escribir si no es de una misma 

A hurtadillas Sobre una libreta verde? 

Nos queda esto 

Esto y un puñado de agujas infectadas y seguros médicos rapaces 

Los hemos abrazado con nuestros lápices de colores como escudos

 

Cuando sean pequeños extremadamente pequeños habremos de dejarlos 

Y nos sentaremos al pie de la cama de nuestros padres 

Y dibujaremos serenamente cada letra 

Y tajaremos los lápices nuevos sin angustia 

Y habremos de escribir más allá de sellos y de papeles membretados 

Y nuestra habla sonará distinta 

Y los sonidos de nuestros cuerpos serán por fin escuchados 

Cuando ya no exista la poesía sino el abrazo

 

De: Cuadernos de quimiotepia (contra la poesía), 2013.

Berlin

 

Nadie me podrá decir si esta es la música que nos espera

Oh hijo mío

La noche avanza como una ola amenazante desde la otra costa

 

Y ya no sé cómo amarte

Tu pureza hiere mis oídos

 

Hoy quisiera llevarte a caminar

Bajo el fuego brillante de los caza-bombarderos

 

Y enseñarte el mapa de una ciudad dormida

El aroma del pan popular

Y la justa limpieza del miserable

 

No llores hijo

Esta noche no se anuncia para la tristeza

Las mañanas pueden ser

Y son –aun hoy para mí más apáticas y frías 

Que las noches llenas de muertos

No te preocupes algunos primeros mundos son así

Lo limpian todo hasta dejarlo brillante de aburrimiento

 

Nosotros no somos mejores

Agachamos la cabeza por cualquier sobra

Y luego nos reímos

Locos de vergüenza y resignación

 

Llega el primer cañonazo

El primer ser alado viene desde los cielos negros /grises por las mañanas

Da vueltas    gira   se contorsiona pero conoce su blanco

Míralo 

Mira ese espectáculo

La destreza acrobática de los Asesinos

se luce en todo su esplendor

 

Y tú y yo estamos aquí parados bajo esas luces artificiales

Invocando un amor no correspondido

Alarmados por el ayer

Corremos en dirección contraria y nos damos contra las puertas

a cada instante

 

Basta de jugar a las escondidillas

Hijo mío

Silba tu música alta y fuerte

Aletea sobre estas naves de malagüero

Canta con el wamani batiendo sus alas sobre tus espaldas amplias y vigorosas

Usa la cinta roja en tu muñeca derecha

para que ningún infeliz te ojee 

 

Y observa la ciudad otra vez

Los televisores encendidos horas tras horas

Relampagueando sobre los rostros de los que están por morir

 

Hijo mío 

El amor ya no es una cosa de esta era

Viene una bomba y lo destruye 

Y los chispazos que antes sirvieron para encenderlo

Ahora lo calcinan y queda más feo y chamuscado que nunca

 

Pero no he querido distraerte con este falsete de mujer herida

Ahora más que nunca debes estar atento 

A todo lo que viene de arriba 

 

Si se atraviesa un segundo cañonazo

Lo más probable es que tengas que correr hacia un lugar seguro

Mas yo te digo que nadie está libre 

De esa gente infame que canta mientras toma un baño de ducha

Y envía bombardas contra el mundo

 

Tú has de cantar más alto

Aunque en ello se te vaya la vida

Tú no has de agachar la cabeza

Tú más Vallejo que Vallejo en el congreso “antifacista”

aplacarás el viento de la Muerte contra las ventanas

Habrás de fundar un tiempo nuevo

En el que el Amor de los amores prevalezca sobre cualquier noche oscuramente

Olvidada

Y el daño desaparezca

 

Entonces 

todo estará mejor

todo estará mucho mejor

Sachsenhausen 

 

Mi baile

Padre

Si he bailado ¿existirá algún paso honesto? 

Necesito una respuesta para entender esta música 

Su propia combustión y catarsis   

 

Campo     &   Concentración

+

Estadio & Huanta

            =

Liquidación & Saldos

 

(El orden de los factores no altera el producto ni lo asfixia)

 

¿Qué será lo que a Él le ahoga?

Quizá cierto asma barroco de origen  limeño 

                               le impide reconocer la unión de dos tiempos inconclusos

 

Aquí y ahora

El semen de Celan no es poca cosa

Para terminar/recomenzar

este poema

El ciclista

 

 

para el que sueña

para los ciclistas de corazón

 

Para el que cierra los ojos a través de la mañana

Solo un sueño  una magnífica luz

ha sido dispuesta para él  el soñador  el juntaalmas

Aquel que se sumerge en la locura bienhechora y se eleva pedaleando 

en su hermosa bicicleta

  roja

 

Yo soy una ciclista mediocre

–he de reconocerlo–

Me angustia pensar en la soledad de los transeúntes 

En el oblicuo resplandor de la mañana

Y en los miles de automóviles que apenas rozan el pavimento

 

Ah mi vieja bicicleta roja

comprada un domingo en la Feria del Mauer Park

Hace más de quince años podría haber pedaleado

por uno u otro lado del Muro

y mi sueño se soñaría distinto

 

Para mi guía berlinés soy un permanente fastidio

Él va siempre delante mío como un Príncipe indiferente 

manejando su enorme bicicleta azul 

–azul como los ojos de mi abuela–

No puede entender mi extraña ensoñación ni mi angustia

Ha adquirido la confianza del que lleva kilómetros de pedaleo constante

 

Hoy que voy montada en bicicleta

Recuerdo el color de sus ojos

Su ingreso en la locura   Su permanente exilio

 

Cierro los ojos como cuando era niña

Suelto el timón Lo dejo a la deriva 

Caer a tierra es siempre una posibilidad del ridículo o la Muerte

Quizá cierta locura materna

me humaniza entre tanto cadáver que junté en mi adolescencia

 

Mi centro: La pequeña Lu se ríe de mí

Sabe que tengo miedo 

Y goza y hace fiesta cuando ve la fotografía

“Es una bicicleta para niños”—dice

 

Y nos reímos juntas

Y berlín ya no es más Berlin ni sus perfectas ciclovías

Ni sus cientos de museos en honor a la Muerte

Hoy es Lima y en Lima no se montan bicicletas tan seguido

porque te las roban o te atropellan en cualquier esquina

Y no existen museos para honrar a los cadáveres 

de mis diez, de mis quince, de mis veinte años

 

Mas este poema lo escribí para el que todavía sueña

Para el que atraviesa las fronteras feliz e indocumentado

Para todo aquel que se rebela contra los asesinos del mundo

 

Para el ciclista que escribe un poema en cada vuelta de pedal

 

De: Berlin, 2011, 2019. 

poética de la alegría

feliz avanzo desnuda a través del polvo de la ciudad 

perdiéndome entre vendedores ambulantes y cuerpos sudorosos 

el tráfico cruel y el olor a pescado me enceguecen
por estos días me ausento de los muertos y gozo 

o más bien bebo en su nombre

¡salud!

repito:
mi cuerpo hundido en aguardiente
¿no es acaso el perfil del escritor maldito?

pero yo no soy maldita solo estoy 

ligeramente
mal bendecida

nuestra retórica es más cínica que el agujero negruzco 

que atraviesa nuestro cuerpo
sin compasión
pero ante todo avanzo feliz buscando inyectables
agujas salvadoras que no bajan de precio

mi sudor se pega con un cuerpo desconocido 

¿es este el deseo?
¿o la escritura es el deseo?

mi hermana lava a mi madre
yo la peino y le alcanzo una bata nueva 

¿es esta la ternura que de mí esperan? 

ella vuelve al único estado posible:
la infancia
su infancia en una casona burguesa de magdalena
que ahora se derrumba como nuestros sueños

los ascensores el pase para familiares (obligado) 

la cola para los pisos pares o impares
la visita de 4:30 a 6:30
¿y la cama? señorita─ ¿cuándo?
un CANCER no es un caso de emergencia
es un tema para la literatura
y todo el alcohol que los poetas se puedan beber hasta escupirlo

el sudor que producen los ascensores repletos de desconocidos me alegra
sobre todo en invierno
y ahora que encontré una aguja para pinchar el texto
pic pic 

hacerlo trizas

estos son todos los lugares que he cruzado para encontrar la felicidad: 

toda la avenida Brasil con los ojos cerrados (no hay nada nuevo por ver) 

el óvalo Bolognesi
el paseo Colón
el óvalo Grau
el palacio de Justicia
la plaza San Martín
no llego más allá porque mentiría
─al menos no hoy que avanzo desnuda

hoy estás en el Queirolo sola frente a un vaso de cerveza

y evocas a todos esos héroes y sus penurias de folletín 

¿ellos hacen nuestra historia?
¿y ellas?
frente al vaso mi rostro se deforma
ese espejo improvisado es sincero y me lo bebo
        con una media sonrisa 

hasta el final

La ciudad del reciclaje

(por estos días)

 

con el corazón hecho trizas atravieso un puente

una superficie metálica incapaz de corromperse

abajo

se asoma un río inmenso

gélido

un hermoso espejo azul que cobija a sus muertos:

tres punks 

un profesor universitario

una mujer desconocida (siempre lo somos)

flotan sobre sus aguas

yo les llamo mis ofelias postmodernas en la ciudad del reciclaje 

(do not recycling is illegal –dijo la dueña de casa

y enseguida me puse a separar las astillas de mi corazón)

 

nadie diría que esos cuerpos me atraen

y sin embargo

una parte de mí se inclina hacia ese lado 

desde donde se mira el vacío como recuerdo de una infancia feliz

las aguas me esperan

   y me acobardo

 

tiro del otro lado

no menos incierto 

por donde las luces de los autos se devoran

unas tras otras

unas tras otras

y mi cuerpo quedaría engullido tragado por ellas

     una desnudez de espanto

―me digo

y otra vez

                     me acobardo

 

al otro lado del puente (el principio o el fin poco importa)

un río menos brillante cruza bajo mis pies

el rímac se eleva sobre mi memoria como lo que es:

un lecho oscuro que opaca nuestra miseria

y sin embargo 

ese lecho de barro hostil tal vez alguna vez fue bueno

y meció entre sus garras tiernas

a mis abuelos 

a mi padre 

a mi madre 

a mi hermana

a la pequeña luz maría

o a mí 

sudaca cuya sombra se refleja en un hermoso río pálido

dispuesto a quebrarse a la primera bocanada de luz

o  al chillido de otro cuerpo (el splash de la muerte)

─como todos estos─

heridos de inocencia 

en la ciudad del reciclaje

cuyos puentes jamás se quiebran

De: Ya nadie incendia el mundo, 2005.

El leopardo de las nieves

el mar
ese oscuro porvenir
que cruza las orillas y se extravía
como el leopardo de las nieves
en su oculta prisión del zoológico para niños

el humo de un tabaco ilumina sus huellas
tal vez indiquen el principio o el fin de un camino
el otro infinito del que habita su prisión exterior 

cuyo corazón está nublado por el humo del cigarrillo 

pero la ola que carcome los cuerpos
señala otro camino
y su violencia

un cuerpo torturado se ahoga en las playas

juntamente
y los sueños
para compartir el silencio y la muerte
y todas las arenas
donde las pisadas se han desvanecido 

como la llaga del leopardo sobre la nieve

todo lo desaparece el mar
todo lo espanta el tiempo
incluso el invierno
y su inquietante oscuridad
y ya nadie recuerda la vieja orina que corrió alguna vez

el joven leopardo huele ese olvido:
una uña quebrada en la pelea
un zarpazo violento sobre el hielo que algún guardián ha borrado 

para observar su belleza
detrás de una jaula del zoológico para niños

celebración

hay un cuerpo tendido junto a un árbol
hay una uña negra que rasga la carne con violencia
hay un animal que lame una herida
y miles de moscas que zumban alrededor de sus ojos
hay una cabeza de caballo abandonada en una playa desierta
hay una oscura orina que se pierde con dolor
hay madreperlas fuego y corales que caen sobre un vientre estéril
hay un danzante que llora la muerte de su mejor amigo
hay lágrimas de sangre que caen sobre unos labios sedientos
hay lluvia otra vez en el clóset y un tren que pasa una y otra vez sobre un sendero derruido hay una niña sietemesina que nace hoy de la axila de su madre

 

De: El mar ese oscuro porvenir, 2006

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